Nos volvimos vadeando las sombras,
por el lado más bajo de la noche;
luego empezamos a caminar la luz,
entonces yo te quise todo el rato.
Nos bebimos la niebla rezagada y sin pensarlo más,
nos miramos de pie trepando la mañana.
Había noche aún en las manzanas,
luego vino cada vez el camino que te llevaba.
Igual sin darnos cuenta sin decirnos palabras
estuvimos riñendo y tu aliento despacito
le fue quitando el rocío a las palabras
y me llegaba tibia tu voz,
tu voz en la mañana.
diciembre 02, 2011
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